LA UNIVERSIDAD DURANTE LA REPÚBLICA
Por Hernán Ayarza Elorza
La independencia política de España marca el inicio de un cambio decisivo en la estructura de la educación superior en América, por la aparición de universidades nacionales públicas, cuya principal inspiración europea fue francesa, con un fuerte carácter secular.
Uno de los mayores conflictos que se produjeron en las nuevas naciones, fue la lucha de los liberales con los conservadores en relación al secularismo, en particular en el área de la educación. Los liberales, fuertemente influidos por las revoluciones de los E.E.U.U. y Francia, propiciaban el control del Estado sobre la educación y la abolición de la influencia de la Iglesia. Los conservadores tradicionales, a su vez, deseaban preservar la influencia eclesiástica y mantener un nexo estrecho entre Iglesia-Estado-Universidad, posición que no logró imponerse.
En toda América Hispana se crearon universidades dependientes del Estado originadas en antiguas universidades coloniales. En Ecuador, tres universidades que habían sido fundadas por diferentes órdenes religiosas, fueron convertidas en una sola universidad estatal. La Universidad de San Carlos de Guatemala, creada por la Corona y luego reconocida por el Papa, se transformó en una institución pública en 1832, la Universidad de Chile es creada por el Gobierno en 1841 a partir de la Universidad de San Felipe habiendo, en otros países, muchos casos que siguieron trayectorias similares.
Las universidades nacionales, ahora instituciones públicas o estatales, se orientaron de forma creciente a la enseñanza de profesiones seculares como Derecho Civil, Medicina e Ingeniería. El Estado procuraba adaptar la universidad a su propia imagen, que ya no calzaba con la de la Iglesia. El estado liberal ejerció el monopolio educacional y cerró las puertas a las diferentes órdenes religiosas.
Las universidades estatales en la mayor parte de los países, se convirtieron en el organismo de educación superior, controlando los establecimientos de educación profesional donde existían, funcionando con frecuencia como un ministerio de educación.
El predominio público imperó sin contrapeso, y a veces prácticamente sin oposición, durante cerca de siglo y medio, aun cuando enfrentó finalmente serios desafíos.
Sin embargo, es importante anotar algunas de las características que tuvo esta época de predominio estatal dominante. Primero, varias de las nuevas naciones tardaron algún tiempo en crear universidades, como Honduras que abrió su Universidad Nacional en 1881 y el caso extremo de Haití que no tuvo una universidad hasta 1944. Segundo, en algunos países como México y Venezuela, hubo ocasiones en que las universidades nacionales fueron cerradas. En tercer lugar, el movimiento de reforma, iniciado en Córdoba, Argentina, en 1918, presionó por la autonomía universitaria. En aquellas universidades donde se instauró esta reforma, la sustitución parcial del gobierno estatal por uno autónomo se convirtió en regla común. Cuarto, durante el período que va de 1810 a 1930 se crearon cuatro universidades privadas, dos católicas en Chile y Perú, y dos seglares en Colombia. En quinto lugar, hubo una amplia expansión de seminarios y colegios privados, como fue el caso peruano, en que las universidades propiamente tales no dominaron la educación superior sino hasta la segunda mitad del siglo diecinueve.
Un sexto aspecto que se debe destacar es que la Iglesia mantuvo su influencia en algunas de las universidades establecidas en ciertos países. En Guatemala la restauración conservadora de1839 dio origen a un concordato con la Santa Sede, volviendo a darle, en 1855, el carácter de pontificia a la Universidad de San Carlos, aunque el triunfo de los liberales le devolvió, a fines del siglo, su carácter de universidad nacional, bajo el control del Estado. Sin embargo es Colombia la que proporciona el mejor ejemplo de la extensión de la autoridad de la Iglesia en la educación superior.
En todo caso, sin quitar importancia a los antecedentes señalados, la instauración del esquema de monopolio estatal fue amplia tanto en el aspecto geográfico como estructural. A medida que el Estado se fue separando de la Iglesia los conceptos de "público" o "privado" llegaron a ser relevantes. Y si la separación de la Iglesia y el Estado dio origen a la distinción de público o privado, el sector privado mantuvo su capacidad legal de expresión institucional.
Daniel Levy, en su excelente libro Higher Education and the State in America Latina, hace un acabado análisis del proceso de privatización de la universidad en el continente que establece que aunque los factores religiosos fueron los más importantes en la fundación de las primeras universidades privadas, hubo también otros, en particular una reacción contra la secularización, no sólo de la universidad estatal o pública, si no también del papel del Estado en la sociedad.
Si bien la Iglesia fue la fuerza principal en la creación de las primera universidades privadas en América Latina, su número fue reducido ya que existían sólo seis antes de este siglo, tres en Colombia, dos en Bolivia y una en Chile. Hasta 1920 se habían creado ocho y hacia 1930 llegaron a once, todas sólo en cuatro países. En todo caso de todas ellas hubo tres que durante el siglo XX no funcionaron o se hicieron públicas, dando al panorama un carácter mucho más "público" que lo que los números indican. Exceptuando Colombia, América Latina entró al presente siglo con una sola universidad católica (Chile, 1888) y sólo otra más se agregó antes de la década de los 30 (Perú, 1917), y no fue hasta más tarde, cuando cambios político-económicos afectaron a varias naciones, que la Iglesia cesó de confiar principalmente en sus seminarios para satisfacer sus necesidades educacionales.
Comparando fechas de fundación de universidades privadas, se puede apreciar que la creación de universidades católicas constituye solo una primera fase del proceso de privatización. En Bolivia, Panamá y Paraguay la única universidad privada que se creó fue católica. En Ecuador las dos primeras (1946 y 1962) fueron católicas, aunque dos de las tres siguientes fundadas entre 1966 y 1971, no lo fueron.
Venezuela creó simultáneamente (1953) una universidad católica y una secular, seguida luego por cuatro seculares (1965-79). Once de las primeras doce universidades creadas en Brasil antes de 1962, fueron católicas y la décimo segunda protestante. Todas las nueve siguientes (1962-1970) fueron seculares. Las primeras universidades privadas de Nicaragua, Guatemala y República Dominicana fueron católicas, pero las dos, tres y seis siguientes, respectivamente, no lo fueron. La primera universidad privada en Chile fue católica (1888), pero sólo dos de las cinco siguientes (1919 y 1956) lo fueron. Del mismo modo, en Perú la primera universidad privada fue católica (1917), pero sólo una de las once siguientes (1958 y 1969) lo fue. Por último seis de las iniciales siete (1959) argentinas fueron católicas, pero sólo cinco de las siguientes diecisiete (1960 y 1968) lo fueron.
Exceptuando Colombia, México y Costa Rica las universidades privadas en Iberoamérica empiezan con universidades católicas. Sin embargo el concepto de primera fase católica de la privatización tiene sentido, no sólo por que las primeras universidades privadas de casi todos los países fueron católicas, si no porque después de ellas muy pocas de las nuevas universidades privadas creadas lo han sido, aunque algunas tienen lazos limitados con algunas órdenes religiosas.
El grueso de esta primera fase, basada en universidades católicas relacionadas o con dependencia formal de organizaciones religiosas, muy a menudo con la Iglesia Nacional y frecuentemente con el Vaticano, ocurrió entre 1930 y 1950, con alguna extensión a los 60. Universidades de este tipo no volvieron a crearse sino muy a fines del siglo XX o principios del siglo XXI, en especial en Chile.
Consideraciones finales
La universidad ha sido tradicionalmente una institución social de elite, cuya principal finalidad, en especial en América, fue formar los cuadros de la clase dirigente, particularmente los de la política.
Una de las características más notables de desarrollo de la universidad iberoamericana ha sido su crecimiento, particularmente explosivo desde mediados del siglo XX, configurando uno de los fenómenos sociales más importantes del continente, transformando la universidad tradicional, no solo en cuanto a su expansión cualitativa, sino en especial por los cambios en sus modelos organizativos, su masificación, su diversificación institucional, el activismo estudiantil, las innovaciones pedagógicos y otros.
A medida que otros grupos, como la mujer y los miembros de las clases menos favorecidas empiezan a acceder a la universidad, para quienes actúa como mecanismo de movilidad social, esta se masifica, abandonando paulatinamente su carácter elitista, asumiendo nuevos tipos de vinculación con el desarrollo del país, en especial la investigación, todo lo cual la hace una institución crecientemente compleja
Por último no es posible dejar de mencionar la creación de un gran número de universidades privadas que proliferan enormemente a partir de las años 1980, que determinan un nuevo panorama institucional en la universidad americana.
La independencia política de España marca el inicio de un cambio decisivo en la estructura de la educación superior en América, por la aparición de universidades nacionales públicas, cuya principal inspiración europea fue francesa, con un fuerte carácter secular.
Uno de los mayores conflictos que se produjeron en las nuevas naciones, fue la lucha de los liberales con los conservadores en relación al secularismo, en particular en el área de la educación. Los liberales, fuertemente influidos por las revoluciones de los E.E.U.U. y Francia, propiciaban el control del Estado sobre la educación y la abolición de la influencia de la Iglesia. Los conservadores tradicionales, a su vez, deseaban preservar la influencia eclesiástica y mantener un nexo estrecho entre Iglesia-Estado-Universidad, posición que no logró imponerse.
En toda América Hispana se crearon universidades dependientes del Estado originadas en antiguas universidades coloniales. En Ecuador, tres universidades que habían sido fundadas por diferentes órdenes religiosas, fueron convertidas en una sola universidad estatal. La Universidad de San Carlos de Guatemala, creada por la Corona y luego reconocida por el Papa, se transformó en una institución pública en 1832, la Universidad de Chile es creada por el Gobierno en 1841 a partir de la Universidad de San Felipe habiendo, en otros países, muchos casos que siguieron trayectorias similares.
Las universidades nacionales, ahora instituciones públicas o estatales, se orientaron de forma creciente a la enseñanza de profesiones seculares como Derecho Civil, Medicina e Ingeniería. El Estado procuraba adaptar la universidad a su propia imagen, que ya no calzaba con la de la Iglesia. El estado liberal ejerció el monopolio educacional y cerró las puertas a las diferentes órdenes religiosas.
Las universidades estatales en la mayor parte de los países, se convirtieron en el organismo de educación superior, controlando los establecimientos de educación profesional donde existían, funcionando con frecuencia como un ministerio de educación.
El predominio público imperó sin contrapeso, y a veces prácticamente sin oposición, durante cerca de siglo y medio, aun cuando enfrentó finalmente serios desafíos.
Sin embargo, es importante anotar algunas de las características que tuvo esta época de predominio estatal dominante. Primero, varias de las nuevas naciones tardaron algún tiempo en crear universidades, como Honduras que abrió su Universidad Nacional en 1881 y el caso extremo de Haití que no tuvo una universidad hasta 1944. Segundo, en algunos países como México y Venezuela, hubo ocasiones en que las universidades nacionales fueron cerradas. En tercer lugar, el movimiento de reforma, iniciado en Córdoba, Argentina, en 1918, presionó por la autonomía universitaria. En aquellas universidades donde se instauró esta reforma, la sustitución parcial del gobierno estatal por uno autónomo se convirtió en regla común. Cuarto, durante el período que va de 1810 a 1930 se crearon cuatro universidades privadas, dos católicas en Chile y Perú, y dos seglares en Colombia. En quinto lugar, hubo una amplia expansión de seminarios y colegios privados, como fue el caso peruano, en que las universidades propiamente tales no dominaron la educación superior sino hasta la segunda mitad del siglo diecinueve.
Un sexto aspecto que se debe destacar es que la Iglesia mantuvo su influencia en algunas de las universidades establecidas en ciertos países. En Guatemala la restauración conservadora de1839 dio origen a un concordato con la Santa Sede, volviendo a darle, en 1855, el carácter de pontificia a la Universidad de San Carlos, aunque el triunfo de los liberales le devolvió, a fines del siglo, su carácter de universidad nacional, bajo el control del Estado. Sin embargo es Colombia la que proporciona el mejor ejemplo de la extensión de la autoridad de la Iglesia en la educación superior.
En todo caso, sin quitar importancia a los antecedentes señalados, la instauración del esquema de monopolio estatal fue amplia tanto en el aspecto geográfico como estructural. A medida que el Estado se fue separando de la Iglesia los conceptos de "público" o "privado" llegaron a ser relevantes. Y si la separación de la Iglesia y el Estado dio origen a la distinción de público o privado, el sector privado mantuvo su capacidad legal de expresión institucional.
Daniel Levy, en su excelente libro Higher Education and the State in America Latina, hace un acabado análisis del proceso de privatización de la universidad en el continente que establece que aunque los factores religiosos fueron los más importantes en la fundación de las primeras universidades privadas, hubo también otros, en particular una reacción contra la secularización, no sólo de la universidad estatal o pública, si no también del papel del Estado en la sociedad.
Si bien la Iglesia fue la fuerza principal en la creación de las primera universidades privadas en América Latina, su número fue reducido ya que existían sólo seis antes de este siglo, tres en Colombia, dos en Bolivia y una en Chile. Hasta 1920 se habían creado ocho y hacia 1930 llegaron a once, todas sólo en cuatro países. En todo caso de todas ellas hubo tres que durante el siglo XX no funcionaron o se hicieron públicas, dando al panorama un carácter mucho más "público" que lo que los números indican. Exceptuando Colombia, América Latina entró al presente siglo con una sola universidad católica (Chile, 1888) y sólo otra más se agregó antes de la década de los 30 (Perú, 1917), y no fue hasta más tarde, cuando cambios político-económicos afectaron a varias naciones, que la Iglesia cesó de confiar principalmente en sus seminarios para satisfacer sus necesidades educacionales.
Comparando fechas de fundación de universidades privadas, se puede apreciar que la creación de universidades católicas constituye solo una primera fase del proceso de privatización. En Bolivia, Panamá y Paraguay la única universidad privada que se creó fue católica. En Ecuador las dos primeras (1946 y 1962) fueron católicas, aunque dos de las tres siguientes fundadas entre 1966 y 1971, no lo fueron.
Venezuela creó simultáneamente (1953) una universidad católica y una secular, seguida luego por cuatro seculares (1965-79). Once de las primeras doce universidades creadas en Brasil antes de 1962, fueron católicas y la décimo segunda protestante. Todas las nueve siguientes (1962-1970) fueron seculares. Las primeras universidades privadas de Nicaragua, Guatemala y República Dominicana fueron católicas, pero las dos, tres y seis siguientes, respectivamente, no lo fueron. La primera universidad privada en Chile fue católica (1888), pero sólo dos de las cinco siguientes (1919 y 1956) lo fueron. Del mismo modo, en Perú la primera universidad privada fue católica (1917), pero sólo una de las once siguientes (1958 y 1969) lo fue. Por último seis de las iniciales siete (1959) argentinas fueron católicas, pero sólo cinco de las siguientes diecisiete (1960 y 1968) lo fueron.
Exceptuando Colombia, México y Costa Rica las universidades privadas en Iberoamérica empiezan con universidades católicas. Sin embargo el concepto de primera fase católica de la privatización tiene sentido, no sólo por que las primeras universidades privadas de casi todos los países fueron católicas, si no porque después de ellas muy pocas de las nuevas universidades privadas creadas lo han sido, aunque algunas tienen lazos limitados con algunas órdenes religiosas.
El grueso de esta primera fase, basada en universidades católicas relacionadas o con dependencia formal de organizaciones religiosas, muy a menudo con la Iglesia Nacional y frecuentemente con el Vaticano, ocurrió entre 1930 y 1950, con alguna extensión a los 60. Universidades de este tipo no volvieron a crearse sino muy a fines del siglo XX o principios del siglo XXI, en especial en Chile.
Consideraciones finales
La universidad ha sido tradicionalmente una institución social de elite, cuya principal finalidad, en especial en América, fue formar los cuadros de la clase dirigente, particularmente los de la política.
Una de las características más notables de desarrollo de la universidad iberoamericana ha sido su crecimiento, particularmente explosivo desde mediados del siglo XX, configurando uno de los fenómenos sociales más importantes del continente, transformando la universidad tradicional, no solo en cuanto a su expansión cualitativa, sino en especial por los cambios en sus modelos organizativos, su masificación, su diversificación institucional, el activismo estudiantil, las innovaciones pedagógicos y otros.
A medida que otros grupos, como la mujer y los miembros de las clases menos favorecidas empiezan a acceder a la universidad, para quienes actúa como mecanismo de movilidad social, esta se masifica, abandonando paulatinamente su carácter elitista, asumiendo nuevos tipos de vinculación con el desarrollo del país, en especial la investigación, todo lo cual la hace una institución crecientemente compleja
Por último no es posible dejar de mencionar la creación de un gran número de universidades privadas que proliferan enormemente a partir de las años 1980, que determinan un nuevo panorama institucional en la universidad americana.
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