Jan 14, 2007

ARQUITECTURA Y CONSTRUCCiÓN PRECOLOMBINAS:LAS CULTURAS PRECOMBINAS

Por Hernán Ayarza Elorza
La llegada de Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492 a América, dio inicio a una política de conquistas que destruyó gran cantidad de culturas autóctonas. Todas estas culturas -colonizadas por los imperios de España, Portugal e Inglaterra, principalmente- se conocen con el nombre de precolornbinas, pudiendo decirse que con aquel acontecimiento se inicia la relación entre la cultura europea y precolombinas, que resultó fatal para las culturas americanas.

Durante los primeros siglos de la era cristiana, los pueblos que habitaban en Mesoamérica alcanzaron logros tan notables, que los estudiosos se refieren a esta etapa como el Periodo Clásico. Fue en este lapso cuando las artes alcanzaron su mayor florecimiento: escultura, pintura, arquitectura y artesanías menores, llegándose al desarrollo pleno de un sistema calendárico y a la elaboración de complejos sistemas matemáticos y de escritura. Mientras en lo político estructuraron verdaderos estados regionales, en lo social la creciente población hizo necesaria la creación de instituciones más complejas y el nacimiento de las ciudades. En lo económico, se intensificaron las tecnologías agrícolas y las especializaciones laborales, generando un conjunto de productos que darían vida a un sistema mercantil regional e interregional. En el aspecto religioso, se observa la personificación de las deidades y una diversificación que se acerca, casi totalmente a la cosmogonía y a las creencias de los mesoamericanos del siglo XVI.

Introducción
Las culturas precolombinas que han recibido más atención en Occidente son las de los mayas, los aztecas y los incas, porque estas tres civilizaciones eran imperiales, urbanas y tenían alguna forma de escritura o de registro histórico. Las dos grandes áreas donde se desarrollaron las culturas más avanzadas de América fueron Mesoamérica -México, Honduras, Guatemala, Belice y El Salvador- y el centro de los Andes -Perú, Bolivia y Ecuador-. Por otra parte, las tribus nómadas del norte de América, no llegaron a realizar construcciones permanentes, aunque algunas civilizaciones más cercanas a los focos culturales mesoamericanos, como los indios mokis o pueblo de Sonora, Arizona y Nuevo México, construyeron con piedra y adobe. Estos pueblos indígenas americanos iniciaron su declive hacia el año 1.300, aunque aún se conservan restos de sus arquitecturas rupestres y de algunos poblados.

Cronológicamente se han establecido tres periodos que comprenden las fases más importantes del desarrollo de estas culturas: el "preclásico" o de formación, (c. 1500 aC -c. 300 dC); el "clásico" o de florecimiento, (c. 300 -c. 900); y el "postclásico" (c. 900 -1540). En el periodo preclásico se pueden apreciar algunos de los rasgos del desarrollo pleno de la civilización precolombina, en el que América estaba conformada por jefaturas tribales aisladas y reinos pequeños, cuyas respectivas culturas se desarrollaron, en su mayor parte, independientes unas de otras. Sin embargo, existen pruebas de la amplia difusión de algunas ideas religiosas y motivos visuales. Tanto la civilización olmeca de México, como la cultura de San Agustín en Colombia y la cultura chavín en Perú, adoraban a una deidad felina y todas compartían una iconografía artística similar.

Durante el periodo clásico se desarrollaron imperios muy complejos cuyos dirigentes eran por lo general sacerdotes, en lugar de los sacerdotes-guerreros que gobernaron más adelante las civilizaciones posclásicas. Aunque suele considerársele como un periodo pacífico, estudios arqueológicos más recientes han demostrado que la mayoría de las civilizaciones del periodo clásico eran guerreras. Las conquistas y el comercio extensivo produjeron una riqueza que se utilizó para la construcción de centros ceremoniales o ciudades, así como para la creación de efectos personales cada vez más lujosos y objetos funerarios o rituales de gran calidad.

El periodo postclásico se caracteriza por las frecuentes guerras provocadas por presiones socioeconómicas, tales como el aumento de la población y el desarrollo técnico. Las culturas y civilizaciones de este periodo son las mejor documentadas, debido a que los cronistas españoles recogieron .sus impresiones personales o recopilaron historias de los conquistados

Las civilizaciones precolombinas eran principalmente agrícolas. El cultivo del maíz se convirtió en el alimento principal en Mesoamérica, como lo fue la papa o patata en la zona andina de Perú y Bolivia. Hasta la relativa secularización que se dio en el periodo posclásico, la religión fue primordial en la configuración y el desarrollo de la cultura precolombina. Las creencias y ritos religiosos estaban muy condicionados por preocupaciones relacionadas con la fertilidad de la tierra y la productividad de las cosechas, que suelen predominar en las sociedades agrícolas. Por lo tanto, gran parte del arte y la arquitectura precolombinos está relacionada con la astronomía, a través de la cual los indígenas americanos establecían las épocas más apropiadas para plantar y recoger la cosecha.

Arquitectura y construcción
Durante 3.000 años y antes de la exploración y colonización del hemisferio occidental por parte de los europeos, los pobladores nativos de la América precolombina desarrollaron un conjunto de civilizaciones cuyos logros artísticos, arquitectónicos e intelectuales, podían rivalizar con los de la antigua China, la India, Mesopotamia y el mundo mediterráneo. Estos logros resultan aún más sorprendentes si se tiene en cuenta que la mayoría de las técnicas de las civilizaciones del hemisferio oriental no eran conocidas en el Nuevo Mundo. La rueda, por ejemplo, se usaba en Mesoamérica solamente en juguetes y nunca llegó a aplicarse a la alfarería, a la construcción de carretas o como sistema de arrastre. El uso de herramientas de metal no era frecuente y, además, no empezaron a utilizarse sino hasta las últimas etapas de la historia precolombina.

Los edificios precolombinos en las épocas antiguas se construían con madera, juncos trenzados, esteras de fibra o paja, y otros materiales también perecederos. Las estructuras permanentes o de carácter monumental se construían en piedra o adobe (ladrillos de barro secado al sol), principalmente en Mesoamérica y en la zona central andina

Las técnicas de construcción precolombinas eran rudimentarias. La mayor parte de las estructuras se construían con el sistema de pilastra y dintel o de vigas horizontales sin arcos, aunque la cultura chavín del Perú y la maya de Mesoamérica emplearon el arco falso o bóveda de piedra salediza, que consiste en colocar una piedra sobre otra para conseguir una forma de arco. Utilizaban más herramientas de piedra que de metal, y tanto el transporte como la construcción de edificios monumentales, como las pirámides, palacios, tumbas y templos sobre basamentos escalonados, se llevaban a cabo manualmente sin ayuda de ningún tipo de maquinaria.

Existen dos tipos de construcciones que caracterizan las edificaciones mesoamericanas: las pirámides y el juego de la pelota. Las primeras eran estructuras escalonadas, con su parte superior truncada, sobre la que se construía el templo y se celebraban los rituales. Una de sus características más llamativas, es la construcción de un nuevo edificio sobre el anterior, cada 52 años, período en el que, según su creencia, se renovaba el mundo.

La pirámide precolombina, predominante entre los mayas y los aztecas, se la considera como diferente a su equivalente egipcia, pues no tenía fines funerarios, estando concebida tan solo como residencia de una deidad. Sin embargo, excavaciones recientes confirman, reiteradamente, que solían incorporarse tumbas a las pirámides. Los pictogramas de los códices, permiten suponer que las pirámides tenían gran importancia cívica y cultural.

Para darles un carácter más monumental, incrementando así el prestigio del gobernante; muchas de las pirámides mesoamericanas se reconstruían periódicamente sobre una ya existente, práctica relacionada principalmente con cada cambio de era, lo que se conmemoraba construyendo pirámides nuevas encima de las anteriores.

Los mayas, los aztecas y los incas, concibieron sus construcciones religiosas en un intento de elevar al cielo sus plegarias, aunque los incas, dado la zona montañosa en la que habitaban, en vez de construir edificios piramidales, optaron por la sencillez de una arquitectura más integrada en la naturaleza.

Las culturas precolombinas desarrollaron dos tipologías urbanas diferentes. Una era el centro ceremonial, de estructura compleja constituida principalmente por edificios religiosos y administrativos que se construían alrededor de plazas, que carecía de viviendas y calles. Se cree que en estos centros vivían los gobernantes seglares y religiosos con sus cortes, mientras que la mayoría de la población residía en granjas pequeñas, en una zona suburbana circundante. La otra tipología, similar a lo que conocemos actualmente como ciudades, tenía calles que separaban las residencias de las diferentes clases sociales, así como templos y edificios administrativos orientados hacia la plaza central. Los proyectos arqueológicos recientes que estudian los trazados en emplazamientos mesoamericanos, ponen de manifiesto que lo que se creía eran centros ceremoniales, albergaban poblaciones de plebeyos, semejándose a verdaderas ciudades. Tanto los complejos ceremoniales como las verdaderas ciudades servían como centros religiosos, gubernamentales y comerciales. El comercio no sólo era importante para el suministro de bienes necesarios superfluos, sino también como medio de transmisión de ideas y técnicas, así como de formas y motivos artísticos.

Decadencia y desaparición de las culturas precolombinas
La conquista y colonización de América por los españoles tuvieron implicaciones devastadoras para la población aborigen y para el desarrollo de las culturas autóctonas de América, las que prácticamente fueron proscritas debido al carácter misional de la conquista, ya que uno de sus principales propósito era la imposición del cristianismo a los pueblos, lo que implicaba la abolición de las religiones existentes y de todos sus signos visibles de culto y, desde luego, la conversión de los indígenas, todo lo cual significó un trastorno cultural definitivo.

La conquista de los imperios existentes significó la deposición y muerte de sus emperadores, como fue el caso de Atahualpa en Perú y Moctezuma en México. Los mayas a la llegada de los españoles ya no existían como imperio, pues durante los siglos previos se había producido una gran decadencia y abandono de sus principales centros urbanos los que, con el paso del tiempo, fueron siendo tragados por la selva.

Por mucho tiempo se insistió en que la razón del declive de los principales centros urbanos mayas era un misterio. Sin embargo, la intensa investigación arqueológica en la región que ocuparon estos Estados del período Clásico de Mesoamérica, ha puesto de manifiesto algunas de las razones por las cuales los mayas se vieron precisados a abandonar las ciudades a la selva.

En primer lugar, se trataba de pequeños reinos que se hallaban en guerra permanente unos con otros. Las estelas de Toniná indican que la elite gobernante de esa ciudad emprendió una agresiva campaña militar que la llevó a ocupar sitios tan importantes como Palenque, Piedras Negras y Bonampak. No es extraño que otros Estados de la región pudieran haber emprendido campañas similares, que habrían dejado arruinadas a varias ciudades. Por otra parte, en esta época tuvo lugar un desajuste climático como consecuencia del fenómeno de la corriente del Niño. El clima debió tener graves consecuencias para la agricultura en el Área Maya, como lo tuvo también en las tierras altas del Centro de México. Puesto que culturalmente estas catástrofes eran atribuidas a la inefectividad de la clase sacerdotal, la gente del pueblo se rebeló contra ellos, culpándolos de la escasez de alimentos y otros bienes necesarios para la vida. Uno de los síntomas de la decadencia maya en el período clásico es la ausencia de monumentos conmemorativos, como las estelas de piedra, posteriores al año 889 dC.

Durante los siglos siguientes, no volvería a emplearse la Cuenta Larga -ese sistema de cuenta del tiempo que tanto ha sorprendido por su exactitud y abstracción- en las inscripciones calendáricas mesoamericanas, lo que pone de relieve el término de una tradición cultural. Además de la Cuenta Larga, lo único que abandonaron los mayas del período clásico fueron las grandes ciudades. Nunca existió una migración masiva hacia Yucatán, aunque algunos grupos lo hubieran hecho. La mayor parte de la población se quedó en la zona, y durante el período posclásico contribuyeron a un nuevo período de apogeo, aunque no de la misma magnitud. El más importante de los Estados de las Tierras Altas en el período postclásico fue el quiché, en Guatemala.

Tanto los mayas de Yucatán como los de las Tierras Altas y la Costa del Pacífico recibieron la impronta de los pueblos migrantes provenientes del altiplano y el área oaxaqueña. Estos grupos fueron empujados a su vez por los antiguos pueblos que abandonaron la zona meridional de la altiplanicie mexicana cuando el desastre ecológico hizo imposible la agricultura allí. En el sur, se establecieron Estados independientes, con características culturales de ascendencia nahuatl. Entre estos grupos estaban los pipiles, que se establecieron en la costa de Guatemala y El Salvador. En la península de Yucatán, los pueblos nahuatlizados (fuera porque eran realmente nahuatls o habían adoptado muchas de sus características, como los chontales) contribuyeron a un nuevo florecimiento de los pueblos mayas.

Sin embargo, las rivalidades entre las elites de la región, apenas suavizadas por la presencia efímera de la Liga de Mayapán, terminaron por arruinar las grandes ciudades de Chichén Itzá, Uxmal y muchas otras, que fueron abandonadas por sus gobernantes. Cuando los españoles llegaron a Yucatán, encontraron la región dividida en pequeños Estados hostiles entre sí, razón por la que no fue difícil someterlos. Algunos grupos se refugiaron en el Petén, donde crearon un pequeño reino independiente con capital en Tayasal. La conquista de este reino independiente no se concretó hasta 1697.

Contrariamente a la creencia popular los pueblos mayas no desaparecieron: sus descendientes aún habitan en el sureste de México, en Belice, en Honduras, en El Salvador y en Guatemala, siendo el mayor componente étnico de la población de este último país. Millones aún viven en la región y muchos de ellos, aún hablan alguno de los idiomas mayas. Lo que sí desapareció fue el esplendor de las civilizaciones mayas siglos antes de la llegada de los primeros españoles. Esto es válido también para los casos de las culturas azteca e inca, que si bien su desarrollo se detuvo, sus pueblos aún existen, hablando sus antiguos idiomas y dialectos.

El descubrimiento de las ruinas precolombinas
Las colonias españolas americanas estaban muy aisladas del mundo exterior, y las ruinas de las grandes ciudades antiguas eran poco conocidas, excepto por la gente nativa. En 1839, el viajero americano John Lloyd Stephens, escuchando comentarios sobre ruinas perdidas en la selva, visitó Copán, Palenque, y otras ciudades con el arquitecto y dibujante Frederick Catherwood. La publicación de sus diarios ilustrados sobre las ruinas despertaron un fuerte interés por la región, especialmente en los Estados Unidos y en Europa, dándose inicio a las investigaciones arqueológicas que han permitido sacar a la luz las antiguas ciudades mayas. En México se siguen descubriendo ruinas de la época azteca, algunas de las cuales se pueden ver en el mismo centro de la capital junto a la Catedral. En Perú, el explorador Iram Bingham, ubicó en 1999 .el emplazamiento la ciudad sagrada de Machu Picchu, desconocida hasta la fecha de su descubrimiento.

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