Dec 5, 2006

Descubrimiento de América. Tercera Parte: LOS VIAJES DE COLÓN

Por Hernán Ayarza Elorza

"Muchas veces se usa la expresión “descubrimiento de América” para referirse a la llegada de un grupo de europeos comandados por Cristóbal Colón, el 12 de octubre de 1492, a una isla del mar Caribe llamada Guanahani, en representación de los Reyes Católicos de España. Se trata, sin duda, de uno de los momentos culminantes de la historia universal porque significó el encuentro, aunque violento y brutal, de dos mundos humanos que se habían desarrollado independientemente, sin que ambos conocieran la existencia del otro. Colón pensaba que había llegado al continente asiático denominado Indias por los europeos. Murió sin saber que había llegado a un continente desconocido por Europa.

La citada expresión ha sido criticada como eurocentrista por los pueblos originarios de América, por los movimientos sociales y políticos americanos, y por diversos estudiosos, ya que cuando Colón llegó a América, el continente se encontraba poblado en toda su extensión2, habiendo sido descubierto por los antecesores de sus habitantes varios miles de años antes, sin olvidar que los vikingos3 europeos habían llegado a América del Norte ente los años 1000 y 1400. La discriminación e invisibilización de las culturas originarias de América por parte de los colonizadores europeos, en una política intencional y sistemática de estos últimos, que incluso llegaron a discutir si los pobladores de América tenían alma."

Debido a ello algunos historiadores han sostenido que, para referirse a este acontecimiento, resulta más adecuado utilizar expresiones como "llegada de Colón a América" o "llegada de los españoles a América". Eventualmente los términos “conquista de América”, ampliamente utilizado, o el menos habitual "invasión de América”, se refieren al proceso iniciado con este famoso viaje.

Se ha sostenido que el uso del término "descubrimiento de América" debiera reservarse sólo para la llegada del hombre a América.
Introducción

El conocimiento del planeta por los europeos, y desde luego cómo usarlo y explotarlo, creció durante el siglo XV como nunca antes. Por el año 1400, muchos creían aun que Jerusalén era el centro del mundo, en una época en que ya hacía siglos que los vikingos habían cruzado el Atlántico y que, aunque se aceptara que el planeta era esférico, como lo habían demostrado los griegos 2.000 años antes, se le consideraba aún integrado tan sólo por tres continentes: Europa, Asia y África, que encerraban el mar Mediterráneo. Pronto sería imposible sostener tales ideas.

La ruta al futuro en 1500 estaba cruzando los océanos, ya que todas las otras direcciones estaban bloqueadas. Los primeros contactos de Europa con Asia habían sido por tierra más que por mar, habiendo sido las caravanas, por las rutas del Asia Central, sus principales vías de contacto para el intercambio comercial, y Portugal había descubierto y reservado para si la ruta marítima, que bordeando África hasta el Cabo de Buena Esperanza para después navegar por el Océano Índico, llevaba a las Indias.

Naves y técnicas adecuadas para la navegación oceánica, que se habían perfeccionado mucho desde los días de los vikingos, estuvieron disponibles del siglo XIV en adelante. Ello hizo posible los enormes esfuerzos exploratorios, que harían que el siglo XV fuera considerado como el “siglo de las exploraciones”. Las perspectivas de grandes logros comerciales, el celo misionero y las espectativas diplomáticas, hicieron que algunos príncipes empezaran a subsidiar los viajes de exploración.

A fines de los años 1480, Cristóbal Colón, un navegante que se supone era genovés, logró el apoyo de la reina Isabel la Católica de España, para su proyecto de llegar a las Indias, cruzando el océano Atlántico hacia el oeste, condicionado este apoyo a que el futuro imperio quedaría en manos de la Corona de Castilla, lo que sería una de las consecuencias menores entre las más trascendentales que seguirían a la llegada de los españoles a América.

Colón se hizo a la mar desde el Puerto de Palos el 3 de Agosto de 1492, en tres pequeñas carabelas, iniciando el que sería el primero de los cuatro viajes que llevaría a cabo durante el periodo de 12 años, entre 1492 y 1504. Después de 69 días de navegación llegó la isla Guanahani, en el archipiélago de las Bahamas, a la que llamó San Salvador. Durante los casi tres meses que Colón permaneció en las tierras recién descubiertas, antes de regresar a España, descubrió la isla de Cuba, a la que llamó Juana, en honor a Juan, hijo e los reyes Católicos y la isla de Haití a la que llamó Hispaniola. El 2 de enero de 1493, el almirante se hace a la mar de regreso a España, sin imaginar que su arriesgado salto al vacío, lo había llevado, no a la India, sino a un nuevo continente, lo que cambiaría la historia del mundo.

El quince de marzo de 1493, Colón desembarca triunfal en el mismo Puerto de Palos, que seis meses antes lo había visto partir. El 15 de abril de ese mismo año, los Reyes Católicos lo reciben con gran pompa, ocasión en que se le confirman los títulos de Almirante del Mar Océano, Virrey y Gobernador de las islas que había descubierto. En esta entrevista Colón solicita apoyo a los reyes para organizar nuevos viajes, lo que le es concedido.

El 25 de Septiembre de 1493, se inició el segundo de los viajes de Colón, quien zarpó rumbo hacia el Nuevo Mundo con una flota de 17 navíos, con el propósito de fundar una base comercial y cristianizar a los nativos. Esta expedición, daría por resultado entre 1493 y 1496, el descubrimiento de las Antillas Menores y Jamaica, entre otras y la fundación, en el territorio de la actual República Dominicana, de una ciudad a la que llamó Isabela, en homenaje a la Reina de Castilla.

Los Reyes Católicos encargaron a Colón un tercer viaje, con el propósito de encontrar la ruta hacia la tierra de las especias. El 30 de mayo de 1498 zarpó con seis carabelas desde el puerto de Sanlúcar, arribando en julio de ese mismo año, a la isla de Trinidad. En este viaje descubrió la desembocadura del Orinoco y las costas de Venezuela. El comportamiento de Cristóbal Colón y sus hermanos es puesto en duda por parte de la expedición y, en 1500, Francisco Roldán lidera una rebelión en la que debe interceder el juez de la corona. En agosto de ese año los hermanos son llevados de vuelta a España, juzgados y finalmente puestos en libertad.

Como la Corona quería llegar antes que Portugal a las Indias, encarga a Colón un nuevo viaje, el que zarpa de Cádiz el 30 de julio de 1502, arribando al cabo de Honduras. En este viaje descubren Costa Rica, que cofunden con China. En enero de 1503, en el río Belén, encontraron oro, por lo cual deciden fundar la primera factoría y ciudad en la Isla de santo Domingo.

Colón falleció el 20 de mayo de 1506, sin saber que había descubierto un nuevo continente.

Cartografía de América de Nicolás Visscher (Siglo XVII)

Al término del relato de los viajes de Colón parece justo recordar, que al contrario de los navegantes portugueses, que habían navegado sistemáticamente alrededor de África, cuya existencia era conocida y hacia un destino conocido, Colón había ido a parar a unas islas desconocidas, en el punto de unión de dos continentes totalmente ignorados e imprevistos y, por lo tanto realmente “nuevos”, creyendo que eran la Indias, en Asia.. En 1495, en el primer mapa que mostraba estos descubrimientos, Cuba estaba adecuadamente descrita como una isla y no como Colón había hecho creer a su tripulación que era el continente asiático.

Consideraciones finales.

Hace poco más de 500 años, la expedición de Cristóbal Colón llegó a las costas de una isla, que más tarde se supo era un nuevo continente. Este fue el origen del encuentro de dos culturas que habían coexistido en un mismo planeta por siglos sin conocerse y que permitió -con mucha sangre y dolor de por medio- crear un nuevo mundo: América.

Este encuentro o desencuentro tuvo consecuencias inmediatas, como el exterminio masivo de poblaciones completas, la transformación de formas de vida, culturas y cosmovisiones. Las consecuencias de este encuentro perduran hasta estos días, pues la posterior conquista y colonización continuó afectando a los pueblos indígenas quienes por mucho tiempo fueron considerados ciudadanos de segunda categoría. La construcción de las repúblicas y los Estados nacionales continuó con la exclusión y se pretendió crear imaginarias naciones homogéneas, donde lo indígena quedó siempre en segundo plano.

La migración es parte de la conducta humana y es un fenómeno que afecta a grupos de personas (no a individuos) y que tiene consecuencias sociales, económicas y culturales tanto en el país de origen como al país de destino. A partir del siglo XV, la migración en América Latina se puede dividir en tres etapas, las dos primeras están relacionadas con la colonización europea mientras que la segunda tiene características globalizadoras en la cual hay una inversión del cuadro anterior. La primera fase (1450-1800), encabezada principalmente por España y Portugal tiene como foco América y está basada en el saqueo, asentamiento y trueque. La segunda fase (1800-1945) es dominada por la producción de materias primas, más que por el simple trueque. Durante esta fase, el principal poder ha pasado de manos españolas y portuguesas a manos inglesas y la apropiación de tierras en distintas áreas del mundo ha subido del 10% en 1714 a un 56% en 1914

Durante este período América Latina empieza a luchar por su independencia mientras otras regiones del mundo son colonizadas, como por ejemplo India y Africa. Ciertamente, la colonización establece un encuentro entre la cultura local y la foránea, pero ese encuentro no es "pacífico"; no se trata de un intercambio voluntario de experiencias, sino del dominio mediante la fuerza de una cultura sobre la otra. En este cuadro, la "cultura", es Europa, representada por los colonizadores y la no-cultura es América, representada por los habitantes originarios. Lo particular aquí es que la "cultura" se asienta y se afianza en un área dominada por una no-cultura que termina por transformarse radicalmente, a la vez que en el proceso, la "cultura" empieza también a cambiar y a diferenciarse de la cultura europea original.

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